El lanzador venezolano y el árbitro volverán a coincidir cuando Tigres de Detroit se mida con Orioles de Baltimore. Joyce privó al serpentinero sucrense de un juego perfecto el pasado 2 de junio, cuando erróneamente sentenció quieto a Jason Donald de Cleveland.
Cuando Armando Galarraga suba hoy al montículo, para enfrentar a Baltimore, el serpentinero venezolano de los Tigres verá un rostro familiar detrás del plato, el del umpire Jim Joyce.
Esta vez, Joyce planea tener una actuación perfecta.
El árbitro, considerado por muchos uno de los mejores de las Grandes Ligas, privó al pítcher de Detroit de un juego perfecto el pasado 2 de junio, cuando se equivocó al decretar quieto a Jason Donald, de Cleveland, en lo que debió haber sido el out 27.
Joyce reconoció su error después de ver el video de la jugada. Su sentida disculpa a Galarraga, así como la reacción serena y caballerosa del criollo, recibieron elogios y se convirtieron en un modelo de conducta deportiva, en una época en que lo más común es que los deportistas acaparen los titulares de la prensa por su mal comportamiento.
Unas 12 horas después de su error, Joyce debió enjugarse las lágrimas en el plato, mientras Galarraga le entregaba la tarjeta con la alineación de los Tigres, para el juego del día siguiente. Ambos se habían abrazado una noche antes, cuando Joyce fue a buscar a Galarraga a los vestuarios para disculparse.
Joyce no sabía que Galarraga lanzaría hoy. Dijo que está ansioso por estar en el partido. “Lo he visto desde entonces, he hablado con él. La única diferencia es que no estaré en la primera base, sino en el plato”, dijo Joyce en Pittsburgh, después de que Atlanta arrolló 9-3 a los Piratas. “Estoy nervioso, pero también emocionado, para ser honesto”.
Será la primera visita de Joyce a una serie en Detroit desde que tomó aquella decisión que ha quedado inscrita en el anecdotario histórico del béisbol.
Esta vez, Joyce planea tener una actuación perfecta.
El árbitro, considerado por muchos uno de los mejores de las Grandes Ligas, privó al pítcher de Detroit de un juego perfecto el pasado 2 de junio, cuando se equivocó al decretar quieto a Jason Donald, de Cleveland, en lo que debió haber sido el out 27.
Joyce reconoció su error después de ver el video de la jugada. Su sentida disculpa a Galarraga, así como la reacción serena y caballerosa del criollo, recibieron elogios y se convirtieron en un modelo de conducta deportiva, en una época en que lo más común es que los deportistas acaparen los titulares de la prensa por su mal comportamiento.
Unas 12 horas después de su error, Joyce debió enjugarse las lágrimas en el plato, mientras Galarraga le entregaba la tarjeta con la alineación de los Tigres, para el juego del día siguiente. Ambos se habían abrazado una noche antes, cuando Joyce fue a buscar a Galarraga a los vestuarios para disculparse.
Joyce no sabía que Galarraga lanzaría hoy. Dijo que está ansioso por estar en el partido. “Lo he visto desde entonces, he hablado con él. La única diferencia es que no estaré en la primera base, sino en el plato”, dijo Joyce en Pittsburgh, después de que Atlanta arrolló 9-3 a los Piratas. “Estoy nervioso, pero también emocionado, para ser honesto”.
Será la primera visita de Joyce a una serie en Detroit desde que tomó aquella decisión que ha quedado inscrita en el anecdotario histórico del béisbol.