La Federación Japonesa recibió además un plazo de 10 días para dar una respuesta, agregó el dirigente argentino en una rueda de prensa en Buenos Aires.
Esta nueva invitación fue extendida durante una reunión llevada a cabo entre los presidentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, y su homólogo japonés, Junji Ogura, además de representantes de la Conmebol y de la empresa Traffic, dueña de los derechos de televisión del torneo.
"Entendemos los motivos de su renuncia, pero nosotros queremos especialmente que Japón participe de la Copa América. Es un tema de fraternidad entre ambas asociaciones y por eso insistimos en su presencia. Nos pusimos a disposición para lo que necesiten y esperamos tener una respuesta afirmativa", dijo Meiszner.
"El presidente de la Asociación Japonesa viajará a su país para comunicar esta nueva invitación a los integrantes de su Comité Ejecutivo y en 10 días habrá un respuesta.
Meiszner, además, comentó que todavía no se ha pensado en los posibles sustitutos de la selección asiática al señalar que Japón "sigue en los planes" del Comité Organizador.
Por su parte, el secretario general de la Conmebol, el argentino Eduardo Deluca, admitió que la deserción de Japón provocaría "un gran problema económico" para la organización y la empresa encargada de televisar el torneo.
"La no participación de Japón traería un perjuicio económico para todas las partes y un gran problema para la empresa que se encarga de la TV y para la organización", comentó en declaraciones a la agencia estatal Télam.
Este lunes, Deluca había nombrado a Costa Rica como "el candidato más firme" a ocupar la vacante de Japón, para la que también se mencionaban a España, Estados Unidos y Australia.
Incluso el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, afirmó que planteará a la junta directiva del ente federativo que España acepte la invitación de participar en la próxima edición de la Copa América.
Japón oficializó este lunes su deserción del torneo a través de Junji Ogura, quien en Asunción justificó la decisión en "cuestiones humanitarias", tras el devastador terremoto que sufrió su país el 11 de marzo pasado y que dejó 12.000 muertos y más de 15.000 desaparecidos.
