La eliminación de Cruzeiro, Gremio, Inter y Fluminense en octavos, borrados en la misma noche, ya provoca esquirlas: achique de presupuesto y palos de la prensa.
las tragedias generalmente acaban en la destrucción física, moral y económica del personaje principal, pero hay otras en las cuales el protagonista es un héroe que desafía las adversidades con la fuerza de sus virtudes.
Esta parece ser la caracterización dramática precisa para definir la eliminación de Internacional, Gremio, Cruzeiro y Fluminense, los cuatro equipos brasileños que quedaron afuera de la Copa Libertadores (sin contar al Corinthians, que perdió el repechaje ante Tolima) en octavos.
Así, sólo Santos avanzó a la llave de cuartos. Algo que no ocurría desde 1994, hace 17 años. En aquella oportunidad, el único equipo de Brasil que quedó entre los mejores ocho de América fue el San Pablo, que eliminó al Palmeiras y perdió la final de local (por penales) ante Vélez.
Como es natural, toda catástrofe, sea de cualquier índole, trae aparejada serías consecuencias. Y este caso, no es para menos. Los grandes clubes han hecho una inversión importante para que sus equipos figuren en los primeros planos del certamen continental más importante. En una muestra del buen pasar económico que tienen los clubes y el país, ficharon jugadores sudamericanos de gran nivel y hasta se han dado el lujo de repatriar futbolistas de selección de Europa.
En el Inter, equipo que gastó millones en Bolatti y Cavenaghi, las autoridades han decidido liberar tres o cuatro jugadores que cobran un salario muy elevado para reducir gastos. En tanto, en el Flu optaron por rescindirle el contrato a Emerson y durante la semana harían lo mismo con otros referentes del equipo como Diogo, Williams y Sousa.