El transitar de Caroní en la Primera División del fútbol venezolano ha sido un verdadero calvario. A los interminables problemas económicos, cambios de sede y hasta un forfait, se le ha sumado ahora una derrota por 15-0 ante El Vigía, que ha quedado registrada como la tercera mayor goleada de la historia del fútbol sudamericano.
El récord negativo dejó en evidencia las grandes falencias del balompié nacional. El mayor de todos, la insolvencia de los clubes y la imposibilidad de los jugadores de reclamar lo que le adeudan sus clubes; los futbolistas no están protegidos por un sindicato que los defienda y la FVF, en sus estatutos –chocan en ese aspecto con los de FIFA– les prohíbe recurrir a la justicia ordinaria.
Situaciones como las vividas el pasado domingo en el estadio Ramón “Gato” Hernández de la ciudad de El Vigía son excepcionales aun en circuitos con problemas económicos o la segunda división de Brasil o la Primera colombiana.
Para disputar la jornada 16 del Clausura, Caroní viajó por tierra más de 20 horas, sin técnico y con sólo once jugadores de los cuales 10 eran juveniles. Los futbolistas del primer equipo se negaron a jugar alegando la falta de pago.
“Durante la semana tuvimos problemas porque los jugadores se negaron a entrenar y no quisieron viajar porque según ellos aún se les debe un mes. Por eso, el equipo tuvo que jugar con futbolistas Sub’18 a los que el presidente prácticamente los buscó en sus casas para no dar otro forfait”, expresó vía telefónica el estratega Del Valle Rojas, quien tampoco viajó.
“Yo no viajé porque si los jugadores no van, ¿a quién voy a dirigir? Yo no iba a ir con esos muchachos, porque sabía lo que iba a pasar y se lo dije al presidente. Era muy riesgoso y presentía que nos iban a golear y al final pasó”, dijo Rojas.
La directiva del club no se ha planteado ejercer sanciones disciplinarias contra los jugadores y se espera una rueda de prensa que ofrecerá el presidente de la entidad para aclarar la situación.
FUTURO EN EL AIRE
Por su parte, los jugadores que participaron en el compromiso tenían planeado regresar ayer, pero el autobús en el que se desplazaban se accidentó y tuvieron que encontrar la manera de regresar, por separado, al estado Bolívar.
Para hoy, Rojas tiene la intención de retomar los entrenamientos aunque advirtió que todo depende de la voluntad de los jugadores ya que “sin ellos, no puedo entrenar ni tampoco dirigir”.
Por último, el técnico reconoció que para la última fecha ante el Zulia todo está en veremos y se perfila una situación similar a la del domingo. “Para mí, tampoco van a querer jugar y si sucede esto se debe aplicar una sanción. Yo creo que tendremos que pedir un permiso a la federación para que nos deje jugar otra vez con los mismos futbolistas que jugaron en El Vigía”, finalizó Del Valle Rojas.