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miércoles, 4 de mayo de 2011

"LA ENTREVISTA a" RAFAEL ORONO “Tuve 12 carros y ahora ando a pie”


El boxeador Rafael Oronó, al que le gustaba vestir con ropa fina, cadena y anillo de oro, empeñó su faja para poder vivir. Próximo a cumplir 53 años de edad, entrena muchachos en el programa Boxeo Olímpico de Calle 


Los golpes más duros que recibió Rafael Oronó se los dio la vida. El primer campeón venezolano supermosca de la CMB en 1980, pasó de una infancia pobre a un estilo de vida opulento que se esfumó tan rápido como la fama. 



El ex pugilista, que pesa 66 kilos, 15 más que cuando fue monarca, vive en Los Mangos, en La Vega, en concubinato. Es padre de cuatro hombres y dos mujeres. Nacido en Pantoño, un pueblo del municipio Ribero del estado Sucre, cerca de Carúpano, y que le dio el apodo por el que aún se conoce: Pantoño. No hay figuras paternas en su crianza: la bisabuela y la abuela lo enseñaron a andar por la vida. 



A los 9 años caminaba descalzo por las calles, vendía pescados y conservas de coco para ayudar a mantener a sus cinco hermanos, tres varones y dos hembras, menores que él. Ese dinero, que a veces se lo quitaron jugando pichas (metras), lo hizo llorar y pelear. Así tuvo su primer contacto con el boxeo. 



A los 11 años viajó a Caracas con una amiga de la familia, María Hernández, para estar con su mamá, María Oronó, que trabajaba limpiando casas y vivía alquilada en La Vega. En la carretera, como no tenía papeles, se hacía el dormido cada vez que pasaba por un peaje. En la capital cargó cajas en el mercado de San Martín y en la empresa Colgate-Palmolive, hasta que el boxeo amateur le sirvió de trampolín para llegar al profesional. Lo entrenaba Freddy “Cochocho” Rengifo, un ex boxeador de cierto recorrido, su gran tutor en un deporte que lo hizo triunfar y lo devolvió a la pobreza. 


-Ahora retirado del boxeo, ¿qué hace? 


-Entreno niños y adolescentes en el estadio Brígido Iriarte, con el programa Boxeo Olímpico de Calle. Así me mantengo y hago deporte. 



-A la edad de los muchachos que entrena, ya se había montado en un ring 



-Hay unos que son más pequeños, pero mi primera pelea en Caracas fue a los 11 años. La perdí en el 23 de enero, en la casa de un futuro campeón, Bernardo Piñango. 



-¿Cómo qué boxeador quería ser? 



-Como Antonio Gómez, Betulio González o Antonio “Kid” Pambelé, todos campeones mundiales, con tremendos carros y con quienes llegué a entrenar. 



-¿Cuándo viajó por primera vez al exterior? 



-A España en 1977. Tenía 18 años. Peleé en Zaragoza y me asusté cuando llegamos a Madrid. El avión bajó rápido y grité: ¡Dios mío vine desde tan lejos para matarme aquí! Soy miedoso en los aviones, no iría ni a Pantoño. 



- Pero sí visita su pueblo natal 



-Cada seis meses, pero por carretera. 



- Y cuándo está allá, ¿qué recuerda? 



-A “Maita”, mi abuela, Lucrecia Oronó. Le debo todo. Me crió junto con mi bisabuela, Elisa Oronó, que se murió mientras dormía en sus piernas. Cuidábamos una bodega en la noche con lámparas de kerosén porque no había luz, al despertar estaba muerta. Fumaba mucho tabaco y tomaba café. A “Maita” la atropelló un carro en Pantoño, en 1982. 



-¿Qué hizo con su primer sueldo de boxeador profesional? 



-Se los di a mi mamá para comprar una casa. Eran como 15 mil bolívares. El problema es que mi carrera fue rápida. Tenía amigos por montón y abogados, pero ahora no tengo ni uno. En la calle me saluda gente que ni conozco y eso me llena. No importa que no tenga plata ni carro como antes. 



-¿Cuántos carros tuvo? 



-Doce y dos eran Mustang deportivos bellísimos. Uno era amarillo, el que más me gustó. Los compraba en Caracas, cerca del Hotel Tamanaco y en El Paraíso. Era lo máximo, porque en Pantoño viajé en burro y bicicleta. 



- Pero los perdió todos 



-Cuando pasé al retiro la plata se me fue rápido, porque no tenía trabajo. Los vendí uno a uno. Me compraba uno más barato y el resto de la plata me la quedaba, pero todo se acabó. Ahora ando a pié. 



-¿Cuánto dinero llegó a tener? 



-No sé, pero era mucho. Uno de los premios más grandes que gané fue de 300 mil dólares en Tailandia. Me gustaba manejar mis carros, vestirme con ropa fina, usar una cadena de oro y un anillo grueso en la mano derecha. Para que me lo vieran me rascaba la frente a propósito. 



-Y después tuvo que empeñar la faja mundial 



-Necesitaba dinero porque gano sueldo mínimo (Bs. 1.223,89). Tuve miedo de hacerlo, pero un señor del Ipasme me ayudó con 3 mil bolívares. Ya la recuperé. Fui al Ministerio del Deporte y no me escucharon. Da rabia que no valoren lo que hice por el país. 



-¿Qué ayuda da el Estado? 



-La Fundación Glorias Deportivas de Venezuela me paga mil bolívares cada tres meses. Está bien, pero no alcanza. Aquí ayudan al fútbol, al beisbol y a los pilotos le dan un realero. No tengo nada contra Pastor Maldonado, pero no ha sido campeón del mundo y yo sí ¿Nos marginan porque somos de los cerros? El boxeo ha dado más glorias que otros deportes. 



Epígrafe 
“El problema es que mi carrera fue rápida. Tenía amigos por montón y abogados, pero ahora no tengo ni uno” 



Leyenda 
“Pantoño” Oronó: un campeón que recuerda sus glorias idas. 
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