lunes, 24 de mayo de 2010
Sudáfrica, la cuestión de la seguridad a examen
La celebración del Mundial de 2010 en Sudáfrica significará que, por primera vez, la mayor fiesta del fútbol internacional pise suelo africano, pero también una oportunidad para el país para consolidar el paso de la discriminación racial a la democracia hace una década y media y un reto en cuestiones de seguridad.
Será la culminación de uno de los grandes objetivos del presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), Joseph Blatter, quien, desde que alcanzara la presidencia de este organismo en 1998, confesó sus deseos de llevar el Mundial al 'continente negro'. No en vano, estableció el criterio de rotación de continentes que ha permitido a Sudáfrica convertirse en la sede de 2010.
Este país estuvo a punto de organizar el Mundial de 2006, pero perdió en la votación final por sólo un voto de diferencia con Alemania. Fue entonces cuando Blatter anunció ese nuevo mecanismo, que volverá a llevar una Copa del Mundo a Sudáfrica en un momento clave de su historia. La de rugby, en 1995, ayudó a poner fin al 'apartheid'. Con la de fútbol, el país espera recibir el impulso definitivo.
Y es que a pesar del gran logro de Nelson Mandela, Sudáfrica no ha encontrado la estabilidad. De ahí la esperanza con la que se mira hacia este evento, aunque no son pocos los problemas a los que ha tenido que enfrentarse hasta el momento la organización, ni tampoco los que deberá controlar durante la celebración del Mundial.
Sin duda la principal preocupación son las elevadas tasas de criminalidad que asolan el país, con cerca de 50 asesinatos al año. La tragedia vivida durante la pasada Copa de África celebrada en Angola, donde el autobús de la selección de Togo sufrió un tiroteo con resultado de dos muertos, contribuyó a encender las alarmas, pese a que durante la última Copa Confederaciones no hubo que lamentar incidentes de este tipo.
Este torneo celebrado el pasado verano sirvió como ensayo general de lo que se vivirá en Sudáfrica a partir del próximo 11 de junio. Por entonces, la mayor preocupación de la FIFA fue el escaso número de localidades vendidas, lo que obligó a permitir el acceso a aficionados sin entrada para llenar el aforo.
Ese descenso de los aficionados se dejará notar en el Mundial. Aunque el ritmo de venta de entradas ha sido muy superior al registrado para la Copa Confederaciones se espera una afluencia de hinchas extranjeros mucho menor a la que es habitual en eventos de este tipo. La situación geográfica del país y la reciente crisis económica han recortado estas previsiones, pero no la ilusión de una nación que ve en esta cita una oportunidad para enderezar su camino.
La construcción de nuevas infraestructuras a las que ha obligado el Mundial, así como la inversión de capital extranjero que se espera atraer, son los grandes alicientes para la esperanza en Sudáfrica, país que, con la primera Copa del Mundo sobre suelo africano, espera dar una oportunidad a África de albergar otros retos mayúsculos, caso de los Juegos Olímpicos. "El fútbol en una expresión en la que los africanos pueden competir en condiciones de igualdad con el resto del mundo", sentenció Danny Joordan, máximo responsable del Comité Organizador del Mundial.
ESCRITO POR
Clarín Deportivo Musical
Lic. JORGE ELIECER GOMEZ CARRILLO
Soy un Profesional de La Comunicacion Social y la Contaduria Publica.
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DEPORTES