Colonia ya vive la fiebre del balonmano, y aunque la fiesta arranca esta tarde con las semifinales de la Final Four, ayer estaban montadas las casetas festivas alrededor del majestuoso Lanxess Arena, de 20.000 asientos, que tiene sus entradas agotadas para la fase final de la Champions entre dos alemanes, Hamburgo y Neckar, y dos españoles, Barcelona y Ciudad Real, que repiten en este modelo impuesto por el EHF.
La realidad es que el Barça y el Ciudad Real prestigian esta Final Four, porque además de haber intervenido el año pasado, suman diez títulos europeos (siete los azulgrana y tres los blancos), mientras que los germanos nunca han estado tan alto. En la última década la Bundesliga sólo ha tenido dos clubes dominantes, Magdeburgo y Kiel; y si bien el segundo no está aquí porque cayó con el Barça, el primero ya no está en la élite.
El Barça abre la competición frente al Rhein-Neckar, el más flojo de los cuatro, aunque Xavi Pascual recuerda que "esta temporada es el único al que no ha podido ganar el Barça", porque en el Palau vencieron los alemanes (30-31), y en Alemania empataron (38-38). Tampoco se puede decir que sea un equipo del montón, con una portería formidable, el polaco Szmal, una leyenda, Stefansson, y Roggisch, Lund y Bielecki. Con todo, los pronósticos dan como favorito al Barça, con un Juanín Garcìa necesitado del título: "Para todos es muy importante levantar esta Copa, pero para mí, más, que nunca la he ganado".
Y luego, el plato fuerte: Hamburgo-Ciudad Real, un clásico en la Champions. En las tres últimas temporadas se han medido en tres eliminatorias, y en las tres cayó el equipo teutón. De los ocho enfrentamientos el balance es 6-2 para el Ciudad Real, pero Chema recuerda que "fueron choques a doble partido, y ahora es a eliminatoria directa y en Alemania". Y, para completar el panorama, Dujsebaev comenta que "la eliminatoria está imposible", aunque Schwalb no se ve de favorito y apunta que "al cincuenta por ciento".
