El Peñarol se impuso hoy por 2-0 en Montevideo a la Universidad Católica y sacó así ventaja para superar su cruce de cuartos de final de la Copa Libertadores que se definirá la próxima semana en Santiago de Chile.
La victoria de los carboneros fue posible gracias a los errores del guardameta Paulo Garcés, que primero chocó con uno de sus defensas para dejar una pelota franca a Juan Manuel Olivera (m.34) y luego permitió que Alejandro Martinuccio aprovechara un rebote en la última jugada del partido (m.93).
Ahora los chilenos, que sobre el campo fueron un mejor equipo que el Peñarol, deberán anotar al menos dos goles y no recibir ninguno en casa para llegar a semifinales.
El planteamiento de los locales en los compases iniciales fue dejarle la pelota a los chilenos y acomodarse en su lado de la cancha, dispuestos a salir al contragolpe.
El cotejo quedó pues bajo el control de los cruzados, mucho más sólidos que los de Peñarol, aunque su dominio no se tradujo en grandes ocasiones, salvo alguna aparición habilidosa de Marcelo Cañete.
Los del Peñarol, si bien realizaban un buen trabajo en la defensa, quedaban completamente perdidos cuando lograban hacerse con el balón, todo lo contrario que los chilenos, muy cómodos con la posesión.
Sin embargo, un torpe error de Garcés permitió al Peñarol adelantarse en el marcador.
Jonathan Urretaviscaya robó un balón y caracoleó en solitario dentro y fuera del área visitante sin atreverse a disparar hasta que decidió colgar una pelota floja al punto de penalti, que Garcés salió a buscar con la mala fortuna de chocar con uno de sus compañeros, perdiendo la posesión y dejando la bola franca para que Olivera la empujara al fondo de las mallas (m.34).
El gol despertó al Peñarol, que comenzó a moverse con mayor agilidad y a penetrar por las bandas, que hasta entonces aún no había utilizado.
En la reanudación, los chilenos salieron con rabia y asediaron el arco defendido por Sebastián Sosa con más intensidad, liderados por un omnipresente Lucas Pratto.
Pese a no ser el equipo sólido de la primera mitad, la Católica siguió gozando de buenas oportunidades, la más clara en un remate de Pratto a puerta vacía que sacó la defensa de Peñarol en la misma línea de gol.
Con el juego más parejo, los carboneros ofrecieron también su momento de mejor fútbol, amenazando con buenos contraataques a la zaga visitante.
Y cuando todo parecía que el partido terminaba con la mínima ventaja de Peñarol, Garcés no pudo atajar una pelota muy larga y el desafortunado rebote chocó con un tenaz Martinuccio y se introdujo en la portería (m.93), poniendo fin al partido y prácticamente sentenciando la eliminatoria.
