“Ha sido una prueba realmente exigente -narraba una exultante Iturriaga desde tierras castellonenses-. Desde la prueba sub23 hasta la nuestra el viento ha aumentado una barbaridad, y he elegido montar un 52 a pesar de que siempre llevo platos mucho más grandes. En toda la primera parte he tenido que jugar mucho con los piñones altos, ponerme de pie e, incluso, montar el 44 de plato pequeño en algún repecho para poder mantener el ritmo. No había un solo metro de descanso, e incluso la parte final era en ligero repecho. Yo tenía las primeras referencias y ya sabía en el punto intermedio que la victoria estaba a mi alcance, pero he seguido concentrada hasta meta sin concesiones. He llegado incluso a sufrir un pequeño derrape en la rueda trasera, el típico percance que te asusta mucho cuando llevas tantos problemas en estas citas, pero al final no ha pasado de ser una anécdota”.
La medalla de oro en Segorbe es el qunito entorchado -su único título en ruta llegó en 2003- de una Iturriaga que llevaba cinco años sin subirse a lo más alto del podio en el estatal CRI, un lapso más largo de lo deseado tras los percances mecánicos de Santoña (2009) y la larga lesión tras su fractura de clavícula en mayo de 2010. “Es un triunfo que me da una ilusión tremenda -sostiene la abadiñarra-; sin duda, el título que más felicidad me causa de los cuatro. Ha sido una recuperación muy dura; me he sentido sola, durante muchos momentos ha habido gente que me descartaba ya para la competición y muy pocos me han apoyado en este tiempo, pero he podido demostrar que todavía queda Eneritz para rato. La Bira demostró que estaba en la línea buena de trabajo y este campeonato es sólo una demostración más de que puedo llegar a ser lo que fui”.
Iturriaga reconocerá mañana viernes el trazado de la prueba en línea en Benicarló, 81 kilómetros a disputar el próximo sábado (17.30h) y en los que la corredora vasca partirá con el doblete entre ceja y ceja: “Voy a salir a por la carrera. Esta victoria me da muchísimas alas para poder pelearlo y saldré a intentar correr de manera agresiva, buscando mis opciones. Tengo fuerzas y confianza y no me dan miedo ni el recorrido ni las rivales. Pase lo que pase, con este maillot que tengo conmigo, que hacía tanto tiempo que no lograba -su último rojigualda llegó en febrero de 2009, con el título nacional de persecución por equipos en el velódromo de Palma de Mallorca- y que me da tanta ilusión haber logrado, el objetivo aquí ya está cumplido”.
