La dudas que existían sobre qué color predominaría en el estadio José Antonio Anzoátegui quedaron ayer despejadas, cuando el público asistente tiñó de vinotinto las diferentes gradas del escenario que albergó el esperado encuentro entre los combinados de Venezuela y España.
Camisetas oficiales, franelas, bandanas y bufandas fueron las prendas más utilizadas por los fanáticos, para dejar en claro el apoyo incondicional que tienen hacia la selección que dirige el estratega César Farías. Sin embargo, no faltó una minoría que prefirió apoyar al equipo visitante y acudió al estadio con casacas alusivas a los colores de los actuales campeones mundiales.
Sin duda, el ambiente de fiesta y fútbol paralizó a Puerto La Cruz. Desde muy tempranas horas de la mañana, ríos de personas transitaron por las diferentes calles y avenidas de la ciudad, teniendo como norte el estadio José Antonio Anzoátegui.
Algunos tuvieron que esperar bajo un inclemente sol que abrieran las diferentes puertas del estadio, operación que se efectuó como estaba previsto a las 11 de la mañana. Con el pasar de las horas, las tribunas comenzaron a poblarse hasta colmar las 40 mil butacas de aforo que posee el estadio portocruzano.
Antes del cotejo se efectuaron varios actos culturales y la euforia se desató cuando ambos combinados pisaron el césped para realizar sus respectivos ejercicios de calentamiento, pero la Vinotinto se robó el protagonismo.
Ya durante el encuentro las banderas tricolores adornaron todo el escenario en compañía de la infaltable ola humana y los gritos de aliento para el combinado nacional siempre estuvieron presentes.
Camisetas oficiales, franelas, bandanas y bufandas fueron las prendas más utilizadas por los fanáticos, para dejar en claro el apoyo incondicional que tienen hacia la selección que dirige el estratega César Farías. Sin embargo, no faltó una minoría que prefirió apoyar al equipo visitante y acudió al estadio con casacas alusivas a los colores de los actuales campeones mundiales.
Sin duda, el ambiente de fiesta y fútbol paralizó a Puerto La Cruz. Desde muy tempranas horas de la mañana, ríos de personas transitaron por las diferentes calles y avenidas de la ciudad, teniendo como norte el estadio José Antonio Anzoátegui.
Algunos tuvieron que esperar bajo un inclemente sol que abrieran las diferentes puertas del estadio, operación que se efectuó como estaba previsto a las 11 de la mañana. Con el pasar de las horas, las tribunas comenzaron a poblarse hasta colmar las 40 mil butacas de aforo que posee el estadio portocruzano.
Antes del cotejo se efectuaron varios actos culturales y la euforia se desató cuando ambos combinados pisaron el césped para realizar sus respectivos ejercicios de calentamiento, pero la Vinotinto se robó el protagonismo.
Ya durante el encuentro las banderas tricolores adornaron todo el escenario en compañía de la infaltable ola humana y los gritos de aliento para el combinado nacional siempre estuvieron presentes.