El padre del futbolista nigeriano John Obi Mikel (Chelsea), en paradero desconocido desde el 12 de agosto, fue liberado por las fuerzas del orden, anunció la policía, que había abierto una búsqueda oficial y que detuvo además a seis personas por secuestro.
"Obi fue liberado y seis sospechosos han sido detenidos, cinco hombres y una mujer", declaró Ibrahim Idris, responsable de la policía del estado de Kano (norte), en una rueda de prensa a la que asistía la víctima, constató la AFP.
"Como podéis constatar, Obi está aquí. Parece cansado", añadió Idris, mirando al padre del célebre futbolista del equipo inglés.
Michael Obi, patrón de una empresa de transportes en Jos, una ciudad del centro del país, había desaparecido hace diez días, cuando no regresó a casa procedente del trabajo.
Idris explicó que la policía había considerado liberar al secuesetrado "después de haber recibido una prueba" de dónde se encontraba el padre del centrocampista.
Obi, que presentaba un hematoma bajo la nariz, declaró a la prensa que había sido maltratado por sus secuestradores, que le habían reclamado un rescate de 10 millones de nairas (unos 45.000 euros).
A lo largo de los últimos días se habían ido sucediendo las informaciones sobre el caso de Mikel, llegando a afirmarse que se había pedido un rescate de 92.000 euros, una información que los representantes del futbolista desmintieron, confirmando eso sí que había contactos con los secuestradores.
La policía nigeriana había precisado el miércoles que se había recuperado el coche de Obi, pero el paradero del hombre secuestrado seguía siendo desconocido.
El centrocampista de 24 años pidió el lunes de la pasada semana a los secuestradores de su padre que lo liberaran. "Por favor, sólo dejarlo ir", indicó.
Jos ha sido testigo de oleadas de enfrentamientos entre grupos étnicos cristianos y musulmanes que han dejado cientos de muertos en los últimos años, pero los secuestros no solían suceder.
Este tipo de hechos se producen en la región petrolera del delta del Níger, en el sur del país, por parte de bandas criminales que buscan el pago de rescates o militantes que dicen estar luchando por una distribución más justa de los ingresos petroleros.
"Obi fue liberado y seis sospechosos han sido detenidos, cinco hombres y una mujer", declaró Ibrahim Idris, responsable de la policía del estado de Kano (norte), en una rueda de prensa a la que asistía la víctima, constató la AFP.
"Como podéis constatar, Obi está aquí. Parece cansado", añadió Idris, mirando al padre del célebre futbolista del equipo inglés.
Michael Obi, patrón de una empresa de transportes en Jos, una ciudad del centro del país, había desaparecido hace diez días, cuando no regresó a casa procedente del trabajo.
Idris explicó que la policía había considerado liberar al secuesetrado "después de haber recibido una prueba" de dónde se encontraba el padre del centrocampista.
Obi, que presentaba un hematoma bajo la nariz, declaró a la prensa que había sido maltratado por sus secuestradores, que le habían reclamado un rescate de 10 millones de nairas (unos 45.000 euros).
A lo largo de los últimos días se habían ido sucediendo las informaciones sobre el caso de Mikel, llegando a afirmarse que se había pedido un rescate de 92.000 euros, una información que los representantes del futbolista desmintieron, confirmando eso sí que había contactos con los secuestradores.
La policía nigeriana había precisado el miércoles que se había recuperado el coche de Obi, pero el paradero del hombre secuestrado seguía siendo desconocido.
El centrocampista de 24 años pidió el lunes de la pasada semana a los secuestradores de su padre que lo liberaran. "Por favor, sólo dejarlo ir", indicó.
Jos ha sido testigo de oleadas de enfrentamientos entre grupos étnicos cristianos y musulmanes que han dejado cientos de muertos en los últimos años, pero los secuestros no solían suceder.
Este tipo de hechos se producen en la región petrolera del delta del Níger, en el sur del país, por parte de bandas criminales que buscan el pago de rescates o militantes que dicen estar luchando por una distribución más justa de los ingresos petroleros.