Los organizadores del Gran Premio de Bahrein, una ostentosa exhibición para el reino de la isla del Golfo, insisten en que la carrera se celebrará este mes pese a la inestabilidad política, agrias divisiones sectarias y violencia en las calles.
El año pasado, la prueba fue cancelada en medio de la brutal represión gubernamental contra las protestas. Los activistas de la oposición, que exigen una reforma democrática, quieren que vuelva a cancelarse, denunciando al lucrativo acontecimiento internacional como una ”herramienta de represión”.
Los gobernantes de la minoría suní de Bahrein invitaron a las tropas de la vecina Arabia Saudita a entrar al país hace un año para acabar con las revueltas, lideradas por miembros de la minoría chií, en una represión que fue condenada por los grupos pro derechos humanos.
El gran premio es el mayor acontecimiento deportivo del país, iniciado en 2004 por el príncipe heredero, que es el presidente honorario. Los grupos de la oposición quieren que la carrera, que tendrá lugar del 20 al 22 de abril, vuelva a pararse.
“El régimen está empleando estos acontecimientos como armas de represión, buscan legitimidad para eso, no para la gente”, dijo desde Reino Unido el disidente Saeed Shehabi, que ha sido condenado en ausencia por su implicación en un supuesto complot para derrocar a la monarquía por la fuerza.
“Nos gustaría parar esta carrera … parándola, mostraremos al mundo que aquí hay una crisis. Ellos querrían presumir ante el mundo de que somos una sociedad estable (…) Necesitamos esto para mostrar a la gente que están ahí por la fuerza, no por el deseo popular”, añadió Shehabi.
Los musulmanes chiíes, que demandan que se controle el poder de la familia gobernante, organizan protestas casi a diario. La policía utiliza gases lacrimógenos contra los manifestantes armados con cócteles molotov.
Una de las protestas de esta semana terminó con un ataque con bomba que hirió a siete policías.
Los musulmanes suníes de Bahrein también se han lanzado a las calles. Un testigo dijo que un grupo de unas 100 personas de los barrios suníes protestó el miércoles contra el ataque a la policía y pidió medidas más duras contra los manifestantes chiíes.
