Pep, Cristina, Marius, María y Valentina, la familia Guardiola, se muda a Nueva York. En la Gran Manzana viven millones de desconocidos y si te cruzas con un famoso, junto a Central Park, nadie se detiene.
Guardiola necesita disfrutar de los suyos y pasar desapercibido. Ambas sensaciones las puede experimentar durante este año sabático que se va a tomar. Supongo que razón tienen los que aseguran que hay algo de huida en la decisión, pero sobre todo hay una necesidad de no sentirse culpable de lo que pase en y con el FC Barcelona en los próximos meses.
Nueva York con posibles es una metrópoli maravillosa, sobre todo si la residencia no está en el mismo Manhattan. Han sido cuatro años muy duros, en especial los dos últimos. Desde la despedida de Zlatan Ibrahimovic, en agosto de 2010, hay un antes y un después en la vida profesional de Guardiola. Aquel verano el vestuario del Barça fue entregado en bandeja de plata a Leo Messi, el hombre que no quería al sueco en el equipo e impuso y exigió su marcha. Desde ese día el FC Barcelona de Pep se convirtió en el FC Barcelona de Messi. Ya nada sería igual.
Estos días, recogiendo sus pertenencias en la Ciudad Deportiva Joan Gamper, en Sant Joan Despí (Barcelona), creo que habrá recordado ese momento clave en su triunfal trayectoria como entrenador. Había fichado personalmente al sueco porque estaba convencido que su posición en el campo, la figura del 9, sería un hecho diferencial en el juego de posición. La dictadura de Messi no le permitió consumar su proyecto futbolístico. Dos años de sufrimiento y de lucha contra su idea del fútbol hasta llegar al momento de "Tu también Tito, hijo mío".
La traición de Vilanova fue el episodio final en esta novela de intriga que han protagonizado, entre otros, Zubizarreta y Rosell. Andoni, al que Guardiola recomendó y fichó como Director Técnico no hizo honor al dicho "de bien nacido es ser agradecido". El caso de Sandro es bien distinto. Nunca hubo "feeling" entre ambos. No le gustaba el poder mediático y social que acaparaba Guardiola. Además, tampoco podía proponer y manejar la cartera de fichajes, algo consustancial a su personalidad mientras Pep siguiera en su puesto.
Muchos recuerdos y también momentos de soledad han acompañado estos últimos dos años a Pep, solo la fidelidad de Manel Estiarte ha permanecido inalterable (llegaron juntos y se van juntos). Vilanova, gracias a Guardiola, fue el tercer técnico mejor pagado de la Liga española después del propio Pep y Mourinho, algo inaudito para un segundo entrenador. Algunos abrazos hacia la galería durante la final de Copa taparón el abismo entre ambos. Durante la celebración del título nunca compartieron plano. Estiarte fue la sombra de Pep, el fiel escudero y amigo confidente. Guardiola también dejo algunos de los valores que defendía en el camino durante este último año. Uno de ellos fue la perdida de imparcialidad con el trabajo de los profesionales de la comunicación, sus quejas sobre el tratamiento de las imágenes de una televisión de pago dando a entender que sus comentarios eran pro madridistas molesto a sus profesionales. Su rivalidad verbal con Mourinho (no lo soporta) y la soledad ante los ataques del portugués, sabedor que Rosell nunca plantaría cara a Florentino le hicieron perder el equilibrio y desgastarse en un papel que no le correspondía.
Como cualquier entrenador de nivel su guardia pretoriana (mediática) ayudo a dejar claro que Guardiola se enteró del nombre de su sucesor en la rueda de prensa. No quería que unieran el pasado con el futuro y mucho menos que se diera por supuesto que él había participado de la decisión. Si lo de Vilanova sale bien se lo apunta el presidente y Zubizarreta, si es un fracaso ya no podrán atribuirselo a Pep porque no fue el quien designo a su sucesor. Ahora Guardiola sabe que se abre una época de incertidumbre y por eso se aleja, pone un océano de por medio. También lo sabe el Real Madrid y por eso renuevan a Mourinho dos años más sin necesidad. Vilanova ha pedido aumento de sueldo después de aceptar el cargo y no antes, Rosell no está por la labor. Jordi Alba podría ser el primero de una lista de fichajes en los que Vilanova no tiene arte, ni parte. Neymar ya puede venir porque no está Pep y muchas cosas más vamos a presenciar.
Mientras todo esto sucede, allí en Manhattan, Guardiola y el economista, ex miembro de la junta de Joan Laporta, Xavier Sala i Martí, anfitrión americano de Pep, compartirán charla y debate sobre la situación del mundo y las alternativas para sobrevivir a esta época de crisis económica y de valores.
El Barça tiene que aprender a vivir sin Guardiola, porque Guardiola ya no quiere vivir del Barça y se muda para Nueva York.
"Adios a un Gigante del Futbol".