El argentino Juan Mónaco, que se medirá contra el español Rafael Nadal en octavos de final de Roland Garros, es junto con su compatriota Juan Martín del Potro, la esperanza latinoamericana para en París, donde hoy cayeron en la tercera ronda sus compatriotas Eduardo Schwank y Leonardo Mayer, y el colombiano Santiago Giraldo.
La mejor noticia para Mónaco es que supo gestionar muy bien un partido denso, de más de cuatro horas y media restándole al canadiense Milos Raonic, 22º en el ránking de la ATP y, uno de los sacadores más peligrosos del circuito.
Y todo ello, sin que le pasara factura su maltrecho tobillo.
"Puede que sea mi mejor victoria en Roland Garros, por este momento que estoy viviendo, lo que jugué, lo duro que fue y el rival. Después de ir 1-2 abajo, es complicado darlo vuelta en cinco set. El tobillo aguanto y jugué un buen tenis. Estoy muy contento y voy por mas", comentó Mónaco tras el partido.
La victoria de Mónaco, larga y sufrida, fue una de esas que se asientan en la memoria del los jugadores y sirven para apuntalar su confianza, con un 6-7(5), 6-3, 6-7(5), 6-3 y 6-4 final que iguala su mejor registro en Roland Garros.
El camino del de Tandil, que sufrió en los primeros sets, se fue allanando a medida que avanzaba el encuentro y a Raonic le costaba mantener la concentración, hasta dominar sin problemas la última manga.
La mala noticia es que tendrá que enfrentarse contra su amigo Nadal, que hoy pasó por encima de Shwank (6-1, 6-3 y 6-4) e intentará sumar contra Mónaco su victoria número 250 en polvo de ladrillo, de camino a por su séptima Copa de los Mosqueteros.
"Es prácticamente imposible, es uno de los mejores amigos que me dio el tenis. Nos conocemos mucho, pero soy consiente de que es uno de los mejores jugadores de la historia", comentó Mónaco sobre "el mejor de la historia en polvo de ladrillo".
Contra su amigo Nadal, "Pico" Mónaco se ha enfrentado en cuatro ocasiones. La única victoria del argentino en esos duelos data de 2007, cuando el de Tandil elimino del Masters 1.000 de Cincinati al mallorquín, que tuvo que abandonar por lesión.
Los otros tres cruces, siempre en polvo de ladrillo, se los apuntó el español, cuya última victoria sobre Mónaco se remonta a la última final de la Copa Davis, cuando Nadal le endosó al argentino un 6-1, 6-2, 6-2.
Algo parecido le ocurrió hoy a Schwank, que ya había anunciado que quería disfrutar del partido y que se lo tomaba como un premio.
"Lo mejor que me llevo es su camiseta autografiada, que me la dio vestuario. Creo que es un gran jugador, una gran persona y un modelo a seguir. Ya tenía el libro ("Rafa, mi historia") y ahora tengo la camiseta", resumió Schwank, que igualó su mejor registro en Roland Garros (2008).
Antes de Schwank había caído Leo Mayer, al que el español Nicolás Almagro (12) le clavó un 6-4, 6-1 y 6-2.
"Jugó muy bien, no puede hacer nada. No pude nunca desbordarlo ni jugarle de una manera que a mí me convenía. Me superó de todos lados. No pude hacer nada. Jugó realmente bien", resumió el argentino, tras caer eliminado.
Y también fue triste la jornada para Giraldo, que dejó a Colombia sin representación en el cuadro masculino de Roland Garros al estrellarse contra el británico y número 4 del mundo, Andy Murray, que firmó un 6-3, 6-4 y 6-4.
Giraldo, que viene diciendo durante todo el torneo que siente que está creciendo como jugador, nada pudo hacer contra Murray, pero se fue con balance positivo del que es, hasta ahora, el mejor Grand Slam del 50º tenista del ránking de la ATP.
"Siento que los mejores no están para nada lejos. No me intimida jugar con los grandes porque creo que tengo juego para ganarles partidos", comentó tras acabar un partido en el que el escocés no sufrió de los dolores de espalda que venían molestándole.
Mañana, Del Potro (9) jugará en la cancha Suzanne Lenglen contra el checo Tomas Berdych (7) en el último de los cuatro partidos que se disputarán en esa cancha, en un día en el que el número uno del mundo, Novak Djokovic, se medirá contra el italiano Andreas Seppi y el número tres, Roger Federer, se enfrentará contra el belga David Goffin.