El '10' de la Selección Colombia James David Rodríguez Rubio tiene 21 años, está casado hace dos -el mismo tiempo que lleva viviendo en Portugal- y reconoció que uno de los grandes sacrificios de su vida fue irse para Argentina y estar un año solo. De ahí en adelante, su historia se empezó a conocer con su paso por Banfield y después su llegada al Porto, su presencia en la Selección Colombia Sub-20 y luego su arribo a la de mayores, en la que irrumpió con fuerza, pero que es un capítulo aparte.
El 11 de octubre de 2011, hace justamente un año, James se puso por primera vez la '10' del combinado de mayores, en la visita a Bolivia, donde se obtuvo el triunfo 2-1. Desde entonces se convirtió en nombre fijo en las convocatorias nacionales y en el once titular. Con el paso de los partidos, su magia envuelve a más hinchas que creen que este 'hombrecito' será el reemplazo de Carlos el 'Pibe' Valderrama.
Pero la historia del 'Niño maravilla' se inició 15 años antes de vestirse con el uniforme tricolor de Colombia. El fútbol fue para él la elección, el ‘Pilar’ que, tal como se llama su mamá, eligió para la vida. James nunca dejó de soñar y a eso le debe el haber conseguido hasta ahora todo lo que proyectó desde que tenía 6 años y decidió que tener un balón pegado a su pie zurdo era la jugada que quería repetir toda su vida y entonces soñaba con meter goles majestuosos y perfeccionar un remate de media distancia que ahora es poderoso y con el que le ha brindado grandes alegrías al país.
Con su sencillez característica, la tranquilidad innata y la pausa de quien sabe que hace las cosas bien, James habló de su vida, sueños y de la Selección Colombia. En algunos casos, sus respuestas son pases tan claros como si estuviera en la cancha frente a Chile, Uruguay o Paraguay, aunque en otros gambetea para evadir al rival y siempre finalizar con el balón al pie.
Todo parece ser ganancia para este muchacho que nació en Cúcuta y se crió en Ibagué, a quien le encantan la lechona y los tamales, pero quien evita los postres; juega 'play' y mientras puede hace siesta después de almuerzo.
Es un colombiano lleno de orgullo que representa las bondades de la tierra del café y que cada vez que marca un gol alegra el corazón de un país porque, al lado de Falcao García, seis años mayor que él, empezó a conectar magistralmente 11 piezas en el terreno de juego, con 40 millones de corazones que cada vez palpitan con más fuerza ante la ilusión que se agiganta de estar en el Mundial de Brasil-2014.