Otra muestra de pasión por el fútbol: el Mirandés, de la Segunda de España, estaba a punto de descender por problemas financieros. Pero jugadores, cuerpo técnico, hinchas y dirigentes pusieron la plata a último momento.
El fútbol genera amores muchas veces incomprensibles. La pasión es la característica más significativa que abunda en el deporte del balompié. Algunos, bajo esa excusa, provocan hechos violentos. En cambio otros, enaltecen ese sentimiento. El Club Deportivo Mirandés, que milita en la Segunda de España, debía cumplir con el capital social exigido por el Consejo Superior de Deportes y transformarse en una Sociedad Anónima Deportiva (SAD), para poder disputar el próximo torneo. Para ello, debía reunir 1.3 millones de euros, de los cuales restaban 400 mil para cubrir el monto. Algo que sería posible gracias al aporte del empresario Vicente España. Pero no fue así.
El club tuvo que emitir un comunicado en su web oficial, explicando que el empresario "nos ha engañado a todos. No había dinero en su cuenta ni en la entidad bancaria que había citado". Esto sentenciaba el descenso administrativo a la Segunda B, ya que el plazo se cumplía a medianoche y la bomba explotó a la tarde. Pero el amor y las ganas pudieron más.
Tras conocerse la (mala) noticia, los jugadores del plantel, el cuerpo técnico, hinchas, empresarios locales y dirigentes, empezaron a moverse a toda velocidad. Durante cinco horas, todos hicieron aportes y finalmente, a las ¡23:57!, el presidente Ramiro Revuelta anunciaba que el club había reunido el dinero y remitido toda la documentación necesaria para convertirse en SAD. Así, aseguraron la presencia del Mirandés en Segunda para la próxima temporada.