Con el colombiano descartado para el estreno del domingo, a Ramón Díaz no le queda otra que elegir entre Andrada y Simeone. Así, un River que pretende ser ofensivo y protagonista tendrá que presentar a un sub 20 como carta goleadora en la visita al Bosque.
Alfio Basile la chingó. No es Teo sino River el bipolar. Un día, como cree el propio ariete cafetero, puede sentirse el Barcelona o el Real Madrid por haber abrochado una incorporación rimbombante como pocas en nuestro pálido fútbol y al otro, bueno, al otro ni siquiera saber quién va a ser el encargado de meter la pelotita en el arco de enfrente. Es un club que se sacude al ritmo de un púber tuitero, que casi no tiene delanteros y vende al que más gritó en el semestre pasado. Un equipo que anuncia sus aspiraciones de campeonar pero tiene que hacer malabares para llegar a completar la planilla que firmará el domingo, en el Bosque, en el estreno ante el Lobo.
Sí. Domingo. ¿Este? Sí, éste. Apenas tres días faltan para el inicio de una nueva aventura y en Núñez recién anoche consiguieron liberar el cupo de extranjeros para hacerles el hueco a los dos flamantes refuerzos colombianos (ver página 11). Igual, la imposibilidad de contar con Teófilo en el debut del torneo no obedecía exclusivamente a esa acumulación de pasaportes foráneos. Tampoco la cuestión física es una traba porque en el cuerpo técnico están convencidos de que Teo sólo necesita ponerse la camiseta para jugar e incluso creían que lo podrían alinear para el domingo. Y si bien el atacante barranquillero ya se la probó, pasó la revisión médica, ayer hizo trámites migratorios y hoy estampará el gancho para cerrar el vínculo por tres años, River no podrá finiquitar en lo que queda de esta semana el papelerío que exige la AFIP y le permitirá al delantero salir a la cancha. Y así las cosas, entonces, no queda mucho para elegir...
Trezeguet y Luna andan por los alrededores del Monumento a la Bandera, Funes Mori está marginado y las opciones son dos sub 20 que hace unos meses ni contaban para Ramón Díaz. Federico Andrada tiene 19 años y un puñado de minutos con el riojano al epílogo del campeonato pasado. Giovanni Simeone recién sumó roce en esta pretemporada y con 18 pirulos ya demostró en Salta que lleva el gol entre los dientes. Uno de los dos, en consecuencia, ocupará el lugar reservado para Teo, aunque a esta altura ni siquiera se puede descartar que formen dupla de ataque ante la novedad de que Fabbro tampoco se encontrará habilitado para jugar en La Plata.
Andrada es un goleador de cuna y creció en Udaondo y Alcorta desde Infantiles, cuando a los 7 años lo llevó el papá de Lamela. La foto en los diarios le llegó antes que el contrato profesional una tarde en la que superó a José Sand y se convirtió en el Pichichi histórico de las Inferiores. Es dos categorías mayor que Giova, pero ambos se destacaron en todas las divisiones y frecuentaron Ezeiza para integrar las distintas selecciones juveniles. Ahora, los desaguisados de un club que ya no es lo que era los pone frente a la oportunidad de sus vidas. Como alguna vez le pasó a Cavenaghi con el mismo Ramón Díaz, al menos uno de ellos empezará a andar el camino de un equipo que el Pelado pensó para ir al frente como loco. “Después vemos cómo defendemos”, desafió antes de viajar al Norte y sin imaginarse que lo que hoy no sabría es cómo atacará...