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lunes, 26 de mayo de 2014

¿Cuánto contamina el Mundial de Brasil 2014?

La factura ambiental de la gran fiesta del balompié incluye desde los efectos de la construcción o renovación de 12 estadios hasta el movimiento de 3,7 millones de turistas en el país sudamericano.
Cómo se traducirá exactamente todo eso en emisiones de gases contaminantes es una incógnita, incluso para expertos.

Según la FIFA, la Copa del Mundo en Brasil generará cerca de 2,72 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente, sin contar las obras en estadios e infraestructura, o los millones de televisores encendidos para ver cada partido.
El transporte internacional aparece como la mayor fuente de emisiones del estudio de la FIFA, pero aún excluyendo este aspecto la huella de carbono en Brasil sería cerca de 13 veces más que en Alemania 2006.
Para Sudáfrica 2006 se previeron emisiones similares a las de Brasil ahora, pero el resultado final fue bastante menor según Naciones Unidas: 1,65 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.
Esto significa que el Mundial que arranca el 12 de junio podría ser uno de los de mayor impacto ambiental de todos los tiempos, aunque la FIFA promete reducir esto con acciones específicas.
El gobierno brasileño también prometió medidas, pero los expertos creen que la falta de datos oficiales (que incluyan el impacto de las obras en las 12 ciudades sede) es una mala señal.
“Estamos a pocos días (del primer partido) y todavía no han divulgado informaciones específicas sobre eso”, indicó Beatriz Kiss, especialista de la Fundación Getulio Vargas, en Sao Paulo.
“Entonces es un poco difícil saber hasta qué punto efectivamente están trabajando en la reducción”, agregó en diálogo con BBC Mundo.

“NO ALCANZA”

El ministerio brasileño de Medio Ambiente indicó a través de su oficina de prensa que brindará información pública al respecto “en los próximos días” y declinó formular comentarios antes.
Sin embargo, Maisa Ribeiro, profesora de contabilidad ambiental en la Universidad de Sao Paulo, sostuvo que “ese análisis debería estar en la concepción de todo el proyecto”.
“Ahora no alcanza con que alguien llegue y diga ‘vamos a hacer el análisis’, si eso no fue preparado”, señaló a BBC Mundo.
Según comparó Ribeiro en base a datos de la Bolsa de Sao Paulo, las emisiones que la FIFA prevé que genere el Mundial superan en más de un millón de toneladas de carbono las que tuvo el gigante brasileño de las bebidas Ambev en todo 2011.
Visto desde otro ángulo, el dióxido de carbono que producirá la Copa del Mundo equivaldrá al menos a las emisiones anuales de unos 534.000 autos estándar de pasajeros, según un promedio de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Buena parte de ese impacto es atribuido a las distancias que los hinchas tendrán que viajar para llegar a Brasil y moverse entre las 12 sedes de este país de tamaño continental.
En el estudio de la FIFA, el transporte equivale a casi 84% del total de emisiones, mientras que en los estadios la electricidad, comida, residuos y construcciones temporarias suman casi 10%.
Las cifras incluyen las emisiones generadas en la Copa de Confederaciones, un evento que sirvió de prueba para el país sede un año antes del Mundial.

BONOS Y ESTADIOS

El ente rector del fútbol en el mundo ha anunciado diferentes proyectos para contrarrestar la contaminación del evento, desde la plantación de árboles hasta la compra de bonos de carbono.
Esos bonos son parte de un esquema creado en el protocolo de Kioto para combatir el cambio climático. Países desarrollados pueden obtenerlos invirtiendo en proyectos verdes para alcanzar metas de reducción de emisiones de gases. Las empresas también pueden comprarlos.
La FIFA sostiene que con sus proyectos logrará compensar todas las emisiones del Mundial que están bajo su control y las de al menos 50 mil personas que viajen al torneo.
A su vez, el gobierno brasileño ha propuesto a las empresas que tengan bonos de carbono que se los donen a cambio de publicidad gratuita.
Desde que esta estrategia fue anunciada el mes pasado sólo tres empresas efectuaron donaciones, cada una por 5.000 reducciones certificadas de emisiones o RCEs, según consta en el sitio de internet del ministerio de Medio Ambiente.
“Es muy poco”, evaluó Ernesto Cavasin, presidente de la Asociación Brasileña de las Empresas del Mercado de Carbono.
Cavasin cuestionó la estrategia de canjear bonos en vez de comprarlos, porque a su juicio tiende a desvalorizar esos activos y contrasta con el apoyo que Brasil ha dado al protocolo de Kioto.
El país sudamericano logró en años recientes reducir significativamente sus emisiones de gases invernadero, gracias a una menor deforestación en la Amazonía.
Y para este Mundial, en el que invirtió unos US$11.000 millones, se anunciaron acciones favorables al medio ambiente como la instalación de paneles solares en estadios.
Pero Cavasin sostuvo que se podría haber promovido más el uso de lámparas eficientes en consumo de energía o tecnología que mejora el uso de agua, creando una vitrina para exponer acciones sostenibles.
“Esa vitrina se perdió”, aseguró a BBC Mundo. “Vamos a precisar muchas acciones más para neutralizar (las emisiones de) esta Copa”.
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