Así se recriminó Garbiñe Muguruza, una de las jugadoras de mayor proyección en el tenis femenino, tras perder en la primera ronda del Abierto de Estados Unidos. La hispano-venezolana de 20 años tenía razones de sobre para sentirse tan apesadumbrada, con unas reflexiones muy duras consigo misma, rayando en una especie de flagelación.
Había caído 6-3, 7-6 (4) ante Mirjana Lucic-Baroni, una croata de 32 años, 121 en el ranking y que había tenido que ganar tres partidos en la fase previa para entrar al cuadro principal del último Grand Slam de la temporada.
"Era un partido que tenía que ganar sobre el papel", dijo Muguruza, quien causó sensación cuando eliminó a Serena Williams en la segunda ronda del Abierto de Francia y luego estuvo a un game de acceder a las semifinales ante de perder en tres sets contra Maria Sharapova.
"Estaba pensando que tenía que jugar el primer partido con una jugadora clasificada desde la fase previa y ya estaba nerviosa", confesó Muguruza. "Piensas que es un partido que no puedes perder y por pensar así he perdido. Es la ley de Murphy. Basta que pienses eso y pasa eso".
Muguruza habló sobre el giro radical que se produce cuando las expectativas cambian y la presión es otra, poniendo como ejemplo su experiencia tras derrotar a Williams en Francia.
"A partir de ese torneo, todo ha cambiado. Ahora todo lo que no sea cuartos es una mi...", indicó. "Si pierdes en primera ronda, es un desastre. Basta que hagas un torneo bueno y todo el mundo piensa que estás flojeando. Todo es a raíz de eso... Y yo que me pongo muchas expectativas. Quiero, quiero y quieres demasiado".
"Pero esto me sirve. Son palos que me va dando el mundo del tenis. La presión, espero que me pase", zanjó
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