Francisco pronunció estas palabras ante el colombiano Carlos 'Pibe' Valderrama, Diego Maradona, los italianos Gianluigi Buffon y Andrea Pirlo, el francés David Trezeguet, el ucraniano Andreï Shevchenko, el israelí Yossi Benayoun y el ghanés Sulley Muntari, entre otros, reunidos en el Vaticano para la ocasión.
"El fútbol es un ejemplo de coexistencia que permite excluir toda discriminación de raza, de lengua y de religión", insistió Francisco.
Sin referirse a los numerosos conflictos en ocasiones debido a rivalidades religiosas existentes en el mundo, el papa destacó la posibilidad de los creyentes de "mantener su identidad" en el deporte. "La religión debe ser un vehículo para la paz, no el odio", añadió.
El papa reiteró a los futbolistas su invitación para que sean modelos a seguir por los jóvenes "tanto dentro como fuera de los estadios".
En esta ocasión el argentino no optó por la improvisación, ciñéndose a un discurso breve y clásico en un ambiente un tanto frío, con los jugadores algo desubicados en la enorme sala Pablo VI.
UN OLIVO DE LA PAZ
Francisco saludó a los jugadores uno por uno y luego posó en el centro del grupo con un balón en las manos.
UN OLIVO DE LA PAZ
Francisco saludó a los jugadores uno por uno y luego posó en el centro del grupo con un balón en las manos.
El partido fue organizado por otro el exjugador del Inter de Milán Javier Zanetti, un ferviente católico, que tuvo un encuentro con el papa en 2013. "Es una nueva apuesta del papa por la paz", dijo.
Este encuentro forma parte de la estrategia de "diálogo" del papa Francisco, en el momento en que varias guerras tienen motivaciones interreligiosas (Irak, Siria) y dividen incluso a las comunidades cristianas (Ucrania).