En 2014 la Fórmula Uno estuvo marcada por el fin de los cuatro años de dominio de Red Bull, el autoritarismo de Mercedes y la victoria del británico Lewis Hamilton, y se cerró con los cambios de equipo del español Fernando Alonso y el alemán Sebastian Vettel de cara a 2015.
Los dos volantes titulares de Mercedes, Hamilton y el alemán Nico Rosberg, no solo lucharon hasta la última carrera por el campeonato de pilotos sino que se llevaron entre los dos 16 de las 19 pruebas del año (11 para Hamilton y cinco para Rosberg). Solo en Canadá, Hungría y Bélgica pudo ganar otro coche: el Red Bull del australiano Daniel Ricciardo.
Pese a que Rosberg dominó el certamen en la primera mitad del año, Hamilton se mostró intratable en el tramo final de la temporada y en las últimas siete carreras fue siempre el más rápido, menos en Brasil -la penúltima válida en la que se impuso su compañero-, dejando abierta la puja hasta Abu Dabi.
En esa última carrera no hubo tanta emoción, ya que, pese a que en las quinielas la victoria de Hamilton era más que posible, un fallo mecánico en el monoplaza de Rosberg le impidió luchar hasta el final y el alemán terminó de 14.
Estos resultados, y la buena actuación de las otras escuderías que montaron un motor de la marca alemana, demuestran que Mercedes fue la que mejor se adaptó a la nueva normativa y a los motores V6 Turbo Híbrido.
Decepciones y el futuro
En el lado contrario estuvieron Red Bull y Ferrari, con Vettel y Alonso como un reflejo de la impotencia de ambas escuderías de plantar cara a las estrellas plateadas.
Hacía años que ni el alemán ni el español conseguían ganar un Gran Premio en una temporada.
Vettel había logrado al menos una victoria cada campaña desde 2007, cuando se montó por segunda vez en un Fórmula Uno. Mientras Alonso solo dejó de alzar un Gran Premio en una temporada: 2001, su año de debut.
Para la zafra 2015 esperan nuevas emociones en la Fórmula Uno y el regreso del Gran Premio de México a la agenda de competición.
