
Cleveland Cavaliers cruzó el puente impávido, a pesar de no ser el símbolo de su esencia, muy diferente a Golden State Warriors que iba amparado por la ola dorada de su feligresía y la histórica cruzada de 73 victorias y 9 derrotas, pero no logró atar la simpleza de una gran temporada regular con lo extraordinario de un segundo título en fila.