La acusación por estafa y encubrimiento contra cinco miembros del equipo Montpellier de balonmano tiene hoy una amplia repercusión en Francia, donde los jugadores podrían enfrentar una condena de prisión por apostar y amañar un partido.
Nicola Karabatic, considerado el mejor del mundo en ese deporte, su hermano Luka, las parejas de ambos, otros tres miembros del club y el dueño de un bar, donde se hicieron las apuestas, fueron imputados por estos delitos.
Además, los jueces les impusieron otras medidas cautelares, como la prohibición de comunicarse entre ellos, lo cual les impedirá jugar juntos.
"Montpellier decapitado", es el título publicado hoy por el diario especializado en deportes Lâ�ÖEquipe, al referirse a este escándalo.
"Los hermanos Karabatic acusados por fraude", titula, por su parte, Le Figaro.
Las sospechas contra los atletas comenzaron el pasado 12 de mayo, cuando el Montpellier, que se había proclamado ya campeón de la Liga Francesa, perdió de manera inesperada frente al Cesson-Rennes, equipo que estaba en las últimas posiciones en ese momento.
Ese día las casas de apuesta recibieron hasta 70 mil euros sobre el resultado del partido, cuando normalmente la cantidad es de unos cinco mil euros para un encuentro de su tipo.
El organismo estatal de apuestas de Francia hizo la denuncia y se abrió una investigación, pero a pesar de ello, muchos de estos deportistas fueron a las Olimpiadas de Londres, donde Francia ganó el oro.
El domingo último los jugadores fueron arrestados en París y permanecieron 48 horas detenidos en dependencias policiales hasta pasar a disposición de la justicia, instancia en la que todos fueron acusados de estafa y encubrimiento de estafa.
Los investigadores sospechan que ellos amañaron los resultados del partido para obtener beneficios en las apuestas por unos 200 mil euros.
Abogados de la defensa señalan, en cambio, que aunque algunos admitieron haber apostado, los atletas no pactaron el resultado.
Por las apuestas los jugadores solo pueden recibir una sanción administrativa de 15 mil euros de multa y seis partidos de suspensión, pero, si se comprueba el amaño del partido, serán castigados con hasta cinco años de cárcel.
El escándalo afectó la imagen no solo de Karabatic, considerado un ícono del deporte, sino también del balonmano francés.