Y si había color alrededor de la pista, Nadal se encargó de trasladarlo a la arcilla. A pesar de no hacer un juego brillante, el manacorí dejó destellos de su calidad. Enfrente, tenía a un rival con muchas ganas de agradar y que por momentos sí ofreció buenas sensaciones.
Dolgopolov, verdugo de Seppi en primera ronda, trataba de hacer daño a Nadal con pases cortados y en algunos momentos lo consiguió ya que el balear, ganador este año en Montecarlo y Roma, no estaba dispuesto a desgastarse más de lo imprescindible para superar el duelo.
Como suele ser habitual, el mallorquín encarriló el primer set con un 'break' en el tercer juego (2-1) y ya con el marcador a su favor se soltó toda la presión. Así, fue capaz incluso de restar con eficacia los potentes saques del ucraniano, que llegaron hasta los 212 kilómetros por hora, y se llevó la manga sin grandes esfuerzos.
En el segundo parcial, Nadal sufrió más de lo previsto. Su adversario se había soltado la tensión y gozó de la primera ocasión de rotura en el cuarto set, aunque no pudo convertirla. El mallorquín necesitó tirar de paciencia y esperar su oportunidad, que llegó en el séptimo juego para ponerse al frente (4-3).
