En sus dos primeras Libertadores el Zamora puede presumir que ha tenido ilustres visitantes. Por obra del azar, los emparejamientos han cruzado al equipo criollo con ídolos mundialmente conocidos.
Barinas, una ciudad pequeña y apacible, recibe estas visitas como todo un suceso. Y rápidamente, el crack que se encierra en el hotel se convierte en la conversación del día
En el debut en esa competición de los llaneros, les tocó ídolos por partida doble. El primer juego de los blanquinegros en 2012 fue contra Boca, que trajo consigo a Juan Román Riquelme. De hecho, causó polémica que el alcalde de aquel entonces, Abundio Sánchez, condecorara al argentino y le diera las llaves de la ciudad, a horas de enfrentar al equipo de esa localidad.
Ese “gesto” aún causa heridas: “si van a condecorar a alguien, que sea del Zamora”, dijo en días recientes Noel Sanvicente.
A las semanas, de nuevo se agrupó gente para observar al equipo rival. El principal atractivo fue Deco, el famoso brasileño-portugués que brilló en el Barcelona. Para él no faltaron peticiones de autógrafos.
Y ahora aterriza una de las figuras más mediáticas de todos los tiempos. Ronaldinho llegó el sábado rozando la medianoche y en las afueras del Hotel Cima había grupos de aficionados esperándole. De igual manera, al día siguiente se colaron unos cuantos en el Fuerte Tavacare para verle entrenar y durante el lunes, una veintena de fanáticos soportó la inclemencia del sol llanero en las aceras circundantes al hotel para ver si la suerte les sonreía con un saludo del brasileño. Seguro más de uno compró entrada para el juego del martes solo para ver al exbarcelonista.
“Yo quiero que gane Zamora, pero siempre es bueno ver estrellas por acá”, dijo un niño mientras sostenía la mano de su padre que le llevaba al mencionado hotel. Este, parece ser un sentir general.
